Tener un perro como mascota implica por parte de su dueño una serie de responsabilidades. En este caso hablaremos sobre el estrés o ansiedad por separación que puede sufrir el animal durante nuestra ausencia del hogar.
Puede ocurrir que al llegar a nuestra casa tras una larga rutina laboral, encontremos una escena cubierta de objetos destrozados, así como restos de orina o excrementos distribuidos en cada uno de los rincones. A esto se le puede sumar un conflicto con los vecinos que seguramente han tenido que tolerar los ladridos constantes de nuestro amigo.
Estos serios problemas de conducta suelen ser más pronunciados en los cachorros recién llegados al hogar. El pequeño animal siente miedo y temor de estar solo, reaccionando con este tipo de comportamientos. El lazo emocional que el cachorro ha establecido con su amo en poco tiempo, hace que su ausencia lo movilice en sus estados de ánimo.
Ante el menor síntoma de estrés o ansiedad por separación, lo ideal es consultar con el veterinario para poder aplicar el tratamiento adecuado a la situación.
Para evitar que nuestro perro atraviese por estas sensaciones, existe una manera muy sencilla de ir acostumbrándolo de a poco. Dejarlo solo algunos minutos la primera vez, y luego ir incrementando el tiempo hasta que el animal tome esta situación como algo natural.