En el caso de los perros, un dato útil es premiarlo cuando se porta bien y castigarlo cuando sucede lo contrario. Es preciso señalar que el castigo tiene dos modalidades: el positivo, en el cual se le “entrega” algo que disguste al canino (por ejemplo, un tirón de orejas o un grito) y el negativo, en el cual usted “quita” algún elemento que le guste al perrito (la leche, los juegos, etc.)
Debe ayudar a involucrarlo con sus vecinos de manera pausada y siempre entregando algún premio al perro cuando éste se porte bien. Muchas veces, el sólo acto de entregarle cariño le proporcionará al perrito la información oportuna de que está haciendo bien las cosas. Por otra parte, la socialización con otros animales es algo que puede resultar complicado. Tenga en cuenta que los perros se manejan por códigos y que siempre existirá un perro “alfa”, que será una especie de jefe a seguir. Distinguir estos códigos le permitirá realizar los cambios conductuales en el momento preciso y entregar así una educación adecuada a las normas que usted imponga. Sea siempre consciente que quien manda es usted y no el perrito.
Algo esencial desde cualquier punto de vista es la salud. Si bien, muchas veces los seres humanos podemos ser algo reacios a acudir al médico en determinadas circunstancias, con los caninos la cosa es diferente. Ellos precisan de vacunas periódicamente, además de antiparasitarios y una alimentación balanceada. No porque usted sea un fanático de la comida chatarra su mascota lo deberá ser también. Recuerde que las necesidades de su perro no son las mismas suyas.