Cuidado de los animales ante un viaje
La llegada de un animal doméstico a un hogar genera siempre al inicio una situación de expectación y alegría que implica a toda la familia, especialmente, si hay niños en la casa. Habitualmente el animal elegido suele ser un cachorro cuyo aspecto físico hace aflorar en las personas con las que va a compartir su vida sentimientos de protección y cariño. Es probable que a todos les apetezca participar en su cuidado. Sacarlo al exterior, cepillarlo o ponerle la comida pueden ser actividades que se consideren incluso un juego nuevo para los más pequeños.
Pero la tenencia de un animal implica una responsabilidad que va más allá de estos momentos. Antes de adquirirlo debe tomarse conciencia de que es una decisión de la que derivan múltiples obligaciones que van a tener que cumplirse a lo largo de un número importante de años.
La mayor parte de estas obligaciones se encuentran definidas y reguladas por nuestras leyes autonómicas con lo cual su cumplimiento no queda al simple arbitrio de los propietarios o poseedores del animal sino que pueden y deben estar controladas administrativamente hasta el punto de que su incumplimiento se define como una infracción que lleva aparejada la correspondiente sanción.
Uno de los primeros momentos en los que la familia se da cuenta del grado de responsabilidad adquirido con la tenencia de una mascota se produce ante la organización de un viaje en la que participen todos sus miembros. Cuando estamos ante esta situación, en la preparación de la salida del hogar durante los días o semanas de que se trate debe incluirse el cuidado del animal y eso, si en la decisión de convivir con una mascota no se han valorado todas las ventajas y los inconvenientes, va a suponer un problema.
Las opciones para dar solución al mismo son múltiples y muy variadas pero desgraciadamente todavía existen numerosas familias que optan por la que aparentemente resulta más sencilla: el abandono. Y decimos que sólo «aparentemente» parece más sencilla porque las complicaciones que pueden derivarse de esta acción son muchas y hoy en día nuestras autoridades, nuestros jueces y las asociaciones y sociedades protectoras que diariamente se preocupan y encargan de la protección de los animales domésticos son cada vez más eficaces en procurar que se castiguen adecuadamente este tipo de acciones.
Evidentemente no son los viajes la única causa de los abandonos ni tampoco los períodos de vacaciones los únicos períodos del año en que éstos se producen. Las estadísticas indican que existe una media en el número de animales abandonados que se mantiene a lo largo de todo el año con tan sólo un ligero repunte en los meses de verano. No obstante, sí que es cierto que la preparación de un viaje es en muchos hogares la toma de conciencia de la realidad que implica la tenencia de un animal doméstico y, sin duda, dejar el animal en la calle e irse, no es admisible ni, por supuesto, legal.
Fuente: http://www.spap.net/noticias.htm