El perro en la pintura flamenca

El perro en la pintura flamenca: Incursiones a través de la historia.

Una de las razones para atribuir la Vida de la Virgen al taller de Rubens o a discípulos suyos es la enorme semejanza entre los perros de la pintura flamenca y los de las láminas de la iglesia del barrio Egipto. Dicha analogía se funda principalmente en una doble consideración de estilo y género. Como sabemos, entre los motivos favoritos de la pintura del siglo XVII figuran las escenas de caza y los retratos de nobles en compañía de perros.

Los pintores flamencos incursionaron repetidamente en ambos géneros, pero la diferencia entre sus versiones y las españolas e inglesas, reside en la perfección de los objetos y las figuras. Cada detalle en la pintura flamenca es observado, analizado y reproducido con minuciosidad. Calificar el valor y calidad de las figuras humanas en esos cuadros desborda los límites de este articulo, pero sí me gustaría enfatizar la maestría de la expresión y el movimiento de los canes en esa pintura.

Estilísticamente, los perros de la pintura flamenca y los de la Ermita del barrio Egipto son idénticos. En ambos casos la perfección morfológica y fisionómica es un rasgo que no deja de ser evidente. Sin embargo, hasta el momento no se había advertido que la raza de los galgos es la misma.
Observando con mucho detenimiento las láminas Presentación de la Virgen en el Templo, Desposorios, Visitación de la Virgen, Empadronamiento, San José y la Virgen piden posada, Adoración de los pastores, El taller de Nazareth, Jesús hallado entre los doctores y Muerte de san José encuentro que allí aparecen dos de las variedades más antiguas del King Charles Spaniel, mientras que en La adoración de los Reyes Magos identifico dos ejemplares del Greyhound.

La historia de estos animales es larga y complicada. Algunos tratadistas piensan que los galgos, que dieron origen al Greyhound, pasaron del antiguo Egipto a Ibiza y de allí a la península española, siendo éstos los que, después de haber estado en Flandes, siguen a Inglaterra, donde consolidan la morfología del Greyhound moderno.

Otros suponen que desde el siglo XI ya se encontraban en Inglaterra, a donde habían llegado desde Grecia.

Lo cierto es que de su antigüedad no puede dudarse. Grabados de la Cuarta Dinastía y relieves en cobre de las tumbas de los faraones, muestran perros que sólo pueden ser Greyhounds. Estos animales también aparecen en otros monumentos antiguos de África y Asia y en trabajos de los grandes maestros.

En cuanto a los King Charles Spaniel, “sabemos que María, reina de Escocia, mantenía un pequeño grupo. Al momento de su ejecución, uno de sus verdugos observó que su pequeño perro estaba metido entre su ropa y sólo pudo ser sacado a la fuerza”.

Carlos II le tenía tanto afecto a esta raza que dejaron de conocerse como “Toy Spaniels” y tomaron su nombre. Samuel Pepys parecía no compartir esta afición, pues comentó: “Tenían acceso a todas partes del Whitehall, aun durante ceremonias del Estado”. Después fue aún más crítico: “Todo lo que observo allí es la bobada del rey jugando con su perro todo el tiempo y no preocupándose de los negocios”.

La acidez de estos comentarios no impidió que los Toy Spaniels fueran cada vez más populares dentro de la aristocracia. Los grandes maestros flamencos, ingleses y españoles retrataron en sus lienzos a nobles y dignatarios junto con sus mascotas. Rembrandt, y sobre todo Rubens, que entre los flamencos fue el que más pintó al King Charles Spaniel, dieron con esos retratos origen a una moda o costumbre que se extendería por toda Europa. En otro contexto, en esos cuadros también se observa el retorno de la raza a su morfología original.

Los Toy Spaniel han existido en Inglaterra por muchos siglos. Lentamente, a través de los años, el patrón ha cambiado. Los que originalmente fueron del tipo Spaniels miniatura, se volvieron de cabeza redonda, de caracteres diminutos, quizás más parecidos al Pequinés que al verdadero Spaniel. Un norteamericano, deseando ver el retorno de la tipología pintada en los cuadros de los grandes maestros, ofreció precios especiales para los que se parecieran más a ella. Los recién llegados recibieron el título adicional de Caballero (Cavalier), para distinguirlos de los que ya se habían vuelto en aquella época los King Charles Spaniels.

Es importante subrayar el carácter noble (o nobiliario) de estos animales. (Un antiguo proverbio escocés dice: “Usted puede conocer a un Caballero por su caballo, su halcón y su Greyhound). En La adoración de los Reyes Magos, por ejemplo, los Greyhounds aparecen como significando que por ser reyes tienen el privilegio de hacerse acompañar por estos aristocráticos galgos. De igual modo, si consideramos que Carlos II dio su nombre al Toy Spaniel encontramos que tienen suficientes títulos de nobleza para estar en compañía de la Sagrada Familia.

De estas observaciones deduzco que no es ocasional la presencia del Greyhound y del King Charles en las láminas de la ermita de Egipto. Por el contrario. Con ella se refuerza la hipótesis que hasta aquí hemos venido comentando.
Fuente: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/todaslasartes/bar/bar4.htm

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