Un cachorro no nace sabiendo que las alfombras no son lugares aceptables para orinar o defecar. Como propietarios de un nuevo perro tenemos la responsabilidad de enseñarle algunas conductas a medida que va creciendo. Evitando todo tipo de castigo físico, iremos entrenado al cachorro a tener comportamientos deseables.
El pequeño perro se pondrá en una pose determinada cuando se prepara para hacer sus necesidades. Es importante que podamos detectar esta posición para actuar con rapidez y saber cuál es el momento en que va a ocurrir el hecho. En el preciso momento en el que el cachorro se encuentra orinando o defecando se le debe decir con voz firme y clara que eso no está bien.
En el acto lo llevamos hacia afuera para que sepa que ese es el lugar correcto. Seguramente nos tocará limpiar varias veces las alfombras y el piso de nuestro interior, pero con paciencia podemos lograr resultados sorprendentes. Uno de los secretos es procurar que el pequeño pase la mayor parte del tiempo al aire libre para que pueda tomar este lugar como favorito para hacer todo tipo de necesidades.
Durante las primeras noches se puede implementar el uso de una caja de arena o piedras para gatos. A primera hora de la mañana lo sacamos afuera y luego pactamos otros horarios durante el día para lograr una rutina establecida. De este modo el pequeño perro irá tomando la costumbre de salir en las horas estipuladas y no ensuciar el interior del hogar.