Desgraciadamente, en los últimos años han saltado a los medios de comunicación muchos casos de ataques de perros. Estos suelen ser protagonizados por las llamadas razas potencialmente peligrosas. Para evitar estas situaciones, la Junta de Andalucía ha aprobado una nueva ley por la que los perros cuya raza esté catalogada como peligrosa, entre otras polémicas medidas, deberán ser esterilizados. Otras de los exigencias son la contratación de un seguro que cubra hasta 175.000 euros por siniestro y la prohibición de que estos perros puedan entrar en espacios públicos donde haya menores. Asimismo, ningún animal podrá ser adiestrado para la defensa o guardia de una propiedad.
Toda esta normativa ha generado un intenso debate, puesto que endurecen la debatida legislación del año 1999 que fijó a nivel estatal la tenencia de este tipo de razas. La cuestión que se hacen los expertos es si existen razas que genéticamente muestren un carácter violento o si la personalidad del can depende del dueño y de la educación recibida.
Las razas afectadas
Según la ley nacional de 1999 están catalogadas como razas potencialmente peligrosas: el Pit Bull Terrier, el Staffordshire Bull Terrier, el American Staffordshire Terrier, el Rottweiler, el Dogo Argentino, el Fila Brasileño, el Tosa Inu y el Akita Inu. También se incluyen los perros fruto del cruce de estas razas o cualquier ejemplar que muestre agresividad.
Además de las especies citadas, se consideran peligrosos los ejemplares que cumplan varias de estas particularidades: pesar más de 20 kilos, tener una musculatura fuerte y un aspecto robusto, un carácter muy marcado, el pelo corto, un cuello ancho y una cabeza voluminosa con unas mejillas musculosas y abombadas.
Las exigencias para el dueño
Según la normativa actual, cualquier persona que quiera tener uno de estos animales debe poseer una licencia, que será tramitada por el ayuntamiento de cada localidad. Las exigencias son: ser mayor de edad, no tener antecedentes penales y contar con un certificado de actitud psicológica y física para manejar y controlar a un perro de estas características. Asimismo, es muy importante que el can esté inscrito en el Registro de Identificación Animal y lleve microchip.
A la hora de pasearlo, se debe de portar una tarjeta de identificación especial en la que se refleja que la persona está capacitada para llevarlo y que es el cuidador oficial del mismo. Yolanda Blanco, especialista en comportamiento canino, apunta que “no todo el mundo es el mejor amo para estos perros, puesto que hay que ser autoritario y tener mucho sentido común”.
¿Por qué ataca un perro?
El etólogo, Antonio Pozuelo Cisneros, apunta que “un perro ataca en el momento que peligra su supervivencia, algún recurso o su éxito reproductor”. También pueden existir causas orgánicas, es decir, derivadas del dolor o de desarreglos hormonales. Esta conducta puede presentarse de forma repentina en perros muy cariñosos y sin dar señales previas de agresividad. Según el especialista “la causa más común es la competición por ocupar un lugar predominante en la manada”.
Pozuelo aconseja no optar por este tipo de razas si viven niños en la casa. Si ya tenemos el perro o si estamos decididos a adquirirlo debemos ser muy estrictos en su educación. Si no somos expertos, lo mejor es ir a un profesional que le adiestre en obediencia basada en la jerarquización y en el control. Para Yolanda Blanco, debemos tener cuidado y ir a un experto si al retirarle la comida o al despertarle se muestra agresivo y adopta posturas amenazantes en el momento que le regañamos.
¿Perros peligrosos o dueños irresponsables?
La contestación a esta cuestión centra todo el debate en torno a estas razas. Sara Rueda, criadora de la raza Pit Bull, es contundente al asegurar que “el conflicto tiene su origen, en la mala información y en la poca confianza que brindamos a nuestros perros. Al final lo que más influye es la forma de ser de cada propietario, puesto que tarde o temprano el can se acaba pareciendo al amo”. Para ella, la clave está en darle cariño al animal.
Por su parte, el etólogo Antonio Pozuelo Cisneros, asegura que “siempre han existido unas razas más conflictivas que otras, puesto que desde el Imperio Romano se han seleccionado ciertos ejemplares por su fiereza en el combate y en la lucha. Asimismo, cualquier raza puede ser agresiva debido a la ignorancia, falta de paciencia y desidia del dueño”. Desde su punto de vista, el conflicto radica en que en estas razas la mordida puede ser muy peligrosa, mientras que en otros casos, como el Cocker, las heridas son insignificantes.
El tema de las razas potencialmente peligrosas siempre ha generado un gran debate. La administración pública parece que cada vez pone más difícil la tenencia de estos perros. Lo más grave es que, según datos del Registro Andaluz de Identificación de Animales, en los últimos años el 80% de los dueños se han librado de estos ejemplares regalándonos, abandonándolos o dejándolos en las protectoras. Por supuesto, ésta nunca es la solución para tratar tan delicada cuestión.
Vía | Mascotas Y Hogar