Hace más de 10.000 años nuestra especie se adentró en las salvajes selvas para buscar su primer animal doméstico, el lobo. Al inicio, continuaba siendo un animal salvaje domesticado pero, con el tiempo, se convirtió en un animal fiel y leal a su amo.
Tras un largo proceso de domesticación, el lobo se terminó por convertir en perro, tras muchas generaciones de adiestramiento. En este proceso se combinaron dos factores que permiten la relación privilegiada del perro a nuestro animal más próximo: por un lado la dependencia biológica del ser humano, resultado de una domesticación en sus generaciones. De otro, los comportamientos sociales, heredados del lobo que continúa vivo en el perro.Al igual que el lobo, el perro está orientado a dirigir y vivir en comunicad. Esto significa formar parte de un grupo social, con unas reglas y una vida en común, como la familia que domestica al perro. El perro se reconoce como subordinado que precisa de un guía humano en su vida a lo largo de los años. Éste le facilita la comida, los cuidados y la protección que buscan para cubrir su necesidades fisiológicas y emocionales.
Algunos aspectos importantes en el desarrollo del perro tienen lugar a edades precoces. Así, el perro deberá ser correctamente tratado con los estímulos necesarios desde cachorro.
El mantenimiento de un perro supone unos costes indispensables aún en tiempos de crisis. Los costes varían en función de la raza y se basan en materiales de alimentación, higiene, juguetes y otros entretenimientos para el perro. Existe también la obligación civil de cubrir su chequeo sanitario y la implementación del microchip para un control del dueño y de una posible pérdida del perro. El animal deberá acudir al veterinario regularmente, ser vacunado y desparasitado con cierta regularidad.
El tipo de casa es también muy importante en términos de selección de raza: perros grandes o muy pesados no encajarán adecuadamente en un apartamento, sobre todo, si tiene ascensor.