Uno de los aspectos fundamentales en el cuidado de la salud de nuestro perro tiene que ver con una vacunación completa contra la gran variedad de enfermedades que lo acechan. Sin embargo debemos saber que ocasionalmente las vacunas pueden causar ciertos efectos secundarios con diferentes niveles de gravedad.
Algunas de las reacciones más comunes a las vacunas son: dolor o inflamación en el lugar de la inyección, letargo, fiebre leve, pérdida del apetito, estornudos o secreción nasal en el caso de las vacunas intranasales. Es importante conocer este tipo de manifestaciones y también otros efectos que no son tan comunes. Nos referimos a fiebres un poco más elevadas, hinchazón de la cara y las orejas, diarrea, cambio de humor, agresividad, entre otros.
Un perro puede manifestar ciertas reacciones alérgicas graves luego de una vacunación, como por ejemplo la anafilaxia. Esta afección se produce en cuestión de minutos u horas de haber aplicado la vacuna y se caracteriza por síntomas como el colapso, hinchazón de la cara y garganta obstruyendo la respiración, pulso débil, vómitos, diarrea, enrojecimiento elevado de la piel, sólo por mencionar algunos.
Ante un cuadro de estas características debemos trasladar inmediatamente a nuestro perro hacia un lugar donde pueda ser estabilizado. La mayoría de las reacciones ocurren luego de las primeras horas o días de la vacunación. Un perro que ha sido vacunado debe ser monitoreado constantemente para detectar cualquier tipo de síntoma fuera de lo normal.