Aunque parezca una frivolidad llevar a nuestro perro a la peluquería, es algo más importante de lo que pensamos. Y no sólo hay que llevarle cuando esté lleno de nudos o cuando llega el verano y no queremos que pase demasiado calor. Hay que hacerlo durante todo el año.
El peluquero es un profesional que puede detectar posibles problemas de salud en nuestra mascota, como alergias, problemas musculares, bultos, infecciones, etc. Así que llevar a nuestro perro a que le hagan un arreglito es algo muy conveniente.
A partir de los 6 meses de edad (cuando hemos terminado con las vacunas), ya podemos llevar a nuestro perro a la peluquería. Allí no sólo le cortarán el pelo y le peinarán; también le cortarán las uñas, le limpiarán los oídos y los ojos, y varias cosas más necesarias para su higiene.
Dependiendo de la raza de nuestro perro, éste necesitará acudir con más o menos frecuencia a la peluquería. Por ejemplo, un bichón (maltés o habanero) debe acudir unas 8 veces al año, mientras que un terrier de pelo largo necesitará al menos 8 o 10 visitas anuales.
Si tenemos un perro de una raza determinada, el peluquero seguirá las normas del estándar de esa raza a la hora de cortar y peinar. Si nuestro amigo es mestizo, será el propio profesional el que elija qué corte le va mejor.
Podemos estar tranquilos cuando dejemos a nuestro perro en la peluquería: le tratarán estupendamente, le dejarán guapísimo y, además, ¡le darán «chuches»!.
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