Durante las Navidades experimentamos grandes cambios: la alimentación, las vacaciones, el frío, el estrés, la familia, etc., especialmente en lo que a alimentación se refiere. Nuestros perros también experimentan estos cambios y sufren el mismo estrés y cambios alimenticios, que pueden llegar a resultar peligrosos para su organismo.
Es muy común que nuestros compañeros vayan a las enormes mesas de celebración de las fiestas pidiendo algo de los exquisitos manjares que comemos durante estas fechas en compañia de todos, es muy difícil resisitrse a las súplicas de nuestras mascotas, y siempre buscan cualquier resto de comida que se encuentren o que caiga al suelo y termine en su barriga.
Estas costumbres son peligrosas para nuestras mascotas por diversas razones, entre ellas, los trastornos alimenticios que puede llegar a dañar el estomago de nuestro perro, causando entre otros, problemas gastrointestinales, que puede afectar a nuestra mascota en mayor o menos merida, pero siempre es importante prevenir “por si las moscas”. Entre los síntomas de estos trastornos podemos encontrar entre otros, las heces blandas, diarreas, subida de peso o vómitos.
Son síntomas leves, pero pueden llegar a convertirse en un problema, por lo que es importante no ceder a los caprichos de nuestra mascota, intentando que no coma nada que esté fuera de su dieta. Es importante dejar fuera de su alcance los restos de nuestra comida.