Muchas veces nos preguntamos si nuestro perro se encuentra realmente saludable. Es muy sencillo notarlo mediante la observación de ciertos factores tales como el brillo de sus ojos, la textura de su pelaje, su apetito, su peso corporal, sus ganas de jugar y realizar actividades en general, entre otros tantos.
Como todo ser vivo, el perro se encuentra expuesto a una gran variedad de enfermedades y afecciones, las cuales pueden ser de mayor o menor gravedad. En el caso de determinados males, los signos y síntomas iniciales pueden ser muy sutiles, por lo que requiere toda nuestra atención. También puede ocurrir que algunas manifestaciones no sean específicas de una enfermedad en especial, sino que puede ser común a diferentes afecciones. Ante el menor síntoma siempre debemos acudir con urgencia a un veterinario de confianza.
Los signos más comunes que pueden dar cuenta de la presencia de una enfermedad en nuestro perro son: la disminución o falta de apetito repentina, la reducción de actividad física, cierta debilidad en algunos de sus movimientos, pérdida de equilibrio y coordinación.
También puede experimentar un descenso abrupto de peso, una sed excesiva y su correspondiente necesidad constante de beber grandes cantidades de agua, un aliento bastante desagradable, entre otras manifestaciones.
Ante cualquiera de estos signos que impliquen un cambio tanto en la estructura como en el carácter de tu perro, acude urgentemente a un veterinario que pueda dar el diagnóstico del caso y recomendar el tratamiento adecuado.