El entrenamiento de un perro para que permanezca en un determinado lugar puede ser de gran ayuda para mantener las reglas y límites dentro del hogar. Enseñar a nuestra mascota a no ingresar a ciertos ambientes se puede lograr fácilmente con el método de refuerzo positivo.
Lo primero que debemos hacer es definir claramente los límites de espacio, indicando a nuestro perro las áreas en las que está prohibida su entrada y aquellas en las cuales puede permanecer el tiempo que desee. Para definir mejor la línea fronteriza podemos utilizar un palo de escoba o cualquier otro objeto que pueda ser útil para este fin. Usaremos tanto las señales visuales como las verbales para educar a nuestro perro sobre los espacios que puede ocupar.
Para que nuestro perro entienda cuál es el ambiente al que no debe ingresar, nos paramos en ese lugar y le indicamos que se siente detrás de la línea divisoria. Luego caminamos hacia adentro de la habitación y el perro seguro intentará seguirnos. Es el momento de decirle que no debe hacerlo, con total firmeza. Si el perro entiende y se sienta detrás de la línea de división, reforzamos este comportamiento con algún tipo de premio como una caricia, una palabra de aliento, un juguete o una golosina.
Repetimos este tipo de acciones hasta que nuestro perro es capaz de quedarse detrás de la línea sin ningún tipo de estímulo. Sin embargo, un detalle es de suma importancia. Debemos mantener la coherencia y no cambiar de lugar la línea divisoria. Esto puede generar una confusión en el animal y es posible que luego ingrese a los sitios que no debería.