Para conocer el estado de ánimo, comportamiento y sentimientos de un perro, se necesita entender primero y más importante, su lenguaje.
Los perros tienen un lenguaje corporal bastante sencillo que, si se estudia adecuadamente a la hora de educar al perro y el dueño pone de su parte, es fácil de llegar a entender, sin necesidad de estudiar psicología canina o veterinario, solamente con entender a su mascota basta.
Un perro puede sentirse arrinconado al ser castigado, pudiendo adquirir un comportamiento agresivo, en modo de «autodefensa«, por lo que el dueño no debe seguir castigándolo, pues el perro lo tomará como una injusticia.
Dentro de la jauría existen posiciones superiores e inferiores, que se detectan mediante posturas corporales que pueden ser superiores o sumisas dependiendo del lugar que ocupe el perro en la manada. Las partes del cuerpo que utilizan para expresarse estando en grupo suelen ser las orejas o el rabo, comunicándose también con ruidos como el ladrido o los gemidos, incluso con mímica.
Los perros también sienten «envidia» y captan las injusticias. Por ejemplo, si un perro aprecia que su compañero es tratado con favoritismo, puede llegar a sentirse «celoso» de su compañero, emitiendo señales a los dueños captando su atención, como ladridos o gemidos, lametones, menean el rabo, se lamen mucho, etc.
Los movimientos de la cola son un importante indicador a la hora de observar el estado de ánimo del perro. El movimiento de cola de lado a lado expresa alegría, y si un perro mueve la cola lentamente, en línea con la espalda, muestra que se siente enojado. Si el rabo permanece bajo y entre las patas traseras muestra expresión de miedo.
Los perros también se comunican mediante miradas y expresiones faciales. Las orejas erectas indican que está alerta o atento a algún movimiento, mientras que, si se encuentran echadas hacia atrás expresan placer, inquietud, desconfianza o miedo.
La mirada también es fundamental, ya que un perro puede llegar a «hipnotizar» con la mirada como modo de enfrentar a su adversario. Por esta razón, no debemos intentar mantener la mirada de un perro si éste tiene es agresivo, ya que podremos provocar que nos ataque, sin embargo, la mirada entre un perro y su dueño resulta fundamental a la hora de fortalecer los lazos entre ambos.