Cuando los cachorros crecen, empiezan a lamerse y limpiarse ellos mismos y a sus compañeros de camada. Esta lamida mutua y el arreglo personal desempeñan funciones sociales. Obviamente, los ayuda a mantenerse limpios, pero en el proceso también ayuda a fortalecer los lazos entre los cachorros. El mecanismo real que construye este afecto es la mutua satisfacción. Un cachorro puede tener compañeros que le ayuden a limpiar en esos difíciles lugares alcanzar lugares, como las orejas, la espalda y la cara, y puede hacer lo mismo por sus compañeros de camada en sus regiones inaccesibles. El mismo acto de lamer a otro perro desarrolla una importancia como un medio de comunicación. Lamer pasa de ser un acto utilitario para convertirse en un gesto ritualizado. El significado de este gesto en este momento en la vida de un cachorro implica la buena voluntad y aceptación. En efecto, cada cachorro está diciendo, «Mira lo fácil que soy.» A medida que el cachorro madura, el mensaje enviado con este acto sigue siendo amistoso, pero se amplía este término y significa también: «Yo soy ninguna amenaza», y tal vez un motivo de sumisión, «Por favor acéptame”




