Cuando se habla de castigar a un perro se puede formar un tema realmente controversial. Los castigos de perros son desde siempre algo contra lo que las organizaciones que protegen a los animales han luchado para que se acaben.
Aunque no lo parezca, aun a día de hoy, muchos entrenadores siguen usando cosas muy crueles para domesticar y educar a los perros, pero esto no quiere decir que todos los castigos sean malos o crueles para ellos. Algunos castigos son sanos porque es una forma fácil de entender para el perro que está mal y que no, como hacemos con los niños. Lo que debemos saber es ¿cuándo un castigo no es aconsejable?
Collares para perros
Los collares para perros siempre han sido uno de los métodos de castigos para perros más repudiados por los defensores de los animales pero que más adiestradores usan.
Los collares de estrangulamiento y los collares de descargas eléctricas, son los que jamás, bajo ningún concepto se deben usar. Esto no quiere decir que no se puedan usar otro tipo de collares, por ejemplo, hay unos collares correctores de los ladridos de perros, estos collares sueltan un chorro de agua cada vez que el perro ladra y además se puede moderar la frecuencia o la cantidad de ladridos para que no este todo el día mojado. Es decir, podemos hacer que suelte un chorro de agua si el perro se pasa más de tres minutos ladrando sin parar.
No es aconsejable que se haga cada vez que el perro ladre, ya que el instinto del perro es ladrar, pero si se puede conseguir que aprenda solo a avisar.
Jamás, se le debe hacer al perro un castigo cruel o que le cause lesiones. Dejarlo atado durante horas tampoco es un buen castigo ni encerrarlo o dejarlo sin comer.
Sin embargo, un buen castigo es dejarlo sin su golosina preferida el día que lo peleamos por algo.