Tener un perro como vecino
¿Has tenido problemas con los vecinos por tu mascota? Bien porque hace sus necesidades donde no debe, bien por esos molestos ladridos, alguna vez ha resultado difícil mantener una relación cordial con los vecinos y con tu perro al mismo tiempo. Para que la vida en comunidad sea armónica, te proponemos varios consejos a modo de guía para que tu perro se convierta en el vecino del mes. Es fundamental que tu animal de compañía sepa qué se espera de él en todo momento, así que necesitará unas normas de convivencia y unas pautas de comportamiento mínimas.
Si logras que sea educado en público, conseguirás al mismo tiempo la aprobación vecinal y la satisfacción personal. Al fin y al cabo, no es fácil convivir en un edificio y menos aún si tienes un perro en el piso de arriba. Para tener una visión de conjunto, hay que analizar los dos puntos de vista y establecer un diálogo. Tanto tu juicio como el del vecino son válidos, de modo que la única forma de coexistir sería el respeto mutuo y conseguir hacer de nuestra mascota un ciudadano de primera categoría.
Medidas a tener en cuenta
Lo primero que tenemos que hacer es poner a nuestro perro a punto, es decir, vacunarle, desparasitarle y llevarle al veterinario regularmente. Al igual que nosotros, tu fiel amigo necesita un cuidado médico continuo y, para evitar futuros problemas, es conveniente tener siempre a mano su cartilla. Somos los máximos responsables no sólo de su comportamiento, sino también de su salud.
Cuando lo sacamos a la calle, es necesario recoger siempre las deposiciones de su paseo rutinario. El pensar que otro lo recogerá demuestra falta de madurez, ya que nunca debemos olvidarnos de las defecaciones en lugares públicos. Con una bolsita lo recogeremos y lo tiraremos a la papelera más cercana. El bienestar y la comodidad del vecindario dependen de nuestra actuación. Únicamente de esta manera conseguiremos la consideración popular. Es necesario que desde el primer día conozcas las normas vigentes de tu zona residencial o barrio para cumplirlas adecuadamente.
La intimidación que provoca una raza imponente puede ocasionarnos problemas, por eso la correa se convierte en elemento imprescindible cuando salimos al exterior. No debe medir más de metro y medio, y siempre podremos soltar a nuestro perro en lugares dónde esté permitido. Caminará sujeto y cerca de nosotros. Igualmente el bozal debería ser un utensilio diario. El hecho de que nuestro can se vea involucrado en una pelea con otras razas o con niños, puede acarrearnos una denuncia que puede acabar en una orden legal de sacrificio de nuestro perro.
Un ejemplo de civismo
En el momento en el que nuestra mascota llega a casa, además de seguir el procedimiento rutinario del veterinario, es imprescindible hacerle un seguro. Éste cambia para cada tipo de raza, pero es necesario contratarlo para hacer frente a posibles infracciones. Colócale un collar con sus iniciales, nombre y, sobre todo, un número de contacto por si se pierde, así la persona que lo encuentre podrá avisarnos de inmediato. En cualquier caso, el microchip cumple la función de localización, siempre y cuando la comunidad autónoma en la que residas lo establezca como obligatorio. Esto también sirve para los casos de abandono o maltrato, hechos que deben y tienen que ser denunciados y erradicados.
Si vemos difícil adiestrar a nuestra mascota o no tenemos el tiempo suficiente para fijar en ella determinados conceptos, siempre podemos acudir a un profesional. Existen centros con la tarea de socializar al cachorro y vincularlo a la sociedad. Cuanta menos edad, más fácil será la tarea del aprendizaje. No obstante, si nuestro perro tarda más que el resto no debemos preocuparnos: tan solo es un caso que requeriría más paciencia. El adiestramiento nos ayuda a poder conocer a nuestra mascota mejor y lograr que ésta alcance el equilibrio emocional deseado.
Tu can es capaz de ser una mascota inimitable. Adelántate a sus necesidades, comportamientos y cambios repentinos conociéndole y entendiéndole. Sólo de esta manera sabremos por adelantado como actuará en cada ocasión.
Leyes y normativas que debemos cumplir
En muchas comunidades de vecinos está prohibida la tenencia de mascotas domésticas. Este veto ha hecho saltar la voz de alarma y son muchos los que, amantes de los animales, se quejan de la dificultad de vivir con su perro. Si existen inconvenientes cuando eres propietario de una vivienda, hay aún más si eres inquilino. El arrendador es el encargado de decidir si puedes o no tener una mascota en la vivienda. Lo más lógico es que en el contrato se incluya una cláusula para que cubras los desperfectos en caso de que se produzcan.
La comunidad de vecinos ser rige por la Ley de Propiedad Horizontal. Ésta rige las normas de espacios comunes del inmueble y los Estatutos de tu comunidad de propietarios, por su parte y con carácter interno, regulan las normas de menor importancia. Los vecinos pueden quejarse de las heces y de los ladridos, pero nunca podrán negarte la tenencia de tu perro. Sólo tendrás problemas si tu amigo no respeta al resto de habitantes del inmueble y eres incapaz de enseñarle ciertas normas de convivencia. Ahora bien, si es equilibrado en sus acciones, limpio y amable, como propietario podrías recurrir a la justicia para protestar y defender tu derecho particular.
Dependiendo de la comunidad autónoma, las infracciones pueden ser leves si hablamos de poca higiene en espacios comunes o no utilizamos bozales en razas peligrosas. Si no alimentamos a nuestra mascota como es debido o practicamos mutilaciones o sacrificios sin un veterinario, se trataría de infracciones graves. Si abandonamos a nuestro perro, lo maltratamos o llegamos a acumular varias multas graves, tendríamos una infracción muy grave. De cualquier manera, todas ellas son penadas por la ley.
Acondicionar tu casa
Los perros pocas veces se acostumbran a estar fuera del hogar. Nos empeñamos en dejarlos fuera y, a no ser que estén con otros compañeros, sus ladrillos constantes nos indicarán que necesitan compañía. Cuando un can deja de ladrar no es porque se haya resignado, sino que ya no tiene fuerzas para seguir haciéndolo. Es importante hacerle un hueco en la casa y dejar que conviva con nosotros, porque vive con su ¿manada¿ y es uno más en la familia.
Al igual que un bebé cuando nace, necesitan de nuestra atención y, si no la tienen, intentarán llamarla con ladridos o aullidos que son muy molestos para el resto de inquilinos del inmueble. Recuerda que entre las 22:00 y las 08:00 de la mañana esta conducta está penada como infracción leve.
En cuanto a las zonas comunes como ascensor, escaleras, etc. debes enseñarle desde el primer momento a transitar por ellos. Los perros tienen la entrada vetada al ascensor con otros vecinos. Únicamente puedes hacer uso del mismo si vas sólo con tu can. Las escaleras son de tránsito libre para animales domésticos mientras vayan acompañados. Huelga decir que cualquier deposición por descuido debe ser recogida de inmediato. El objetivo es hacer la vida más fácil a los de alrededor para que no tengan motivos de protesta. La convivencia entre perros y vecinos es posible, pero está en nuestras manos que funcione.
Fuente: http://www.elblogdeperros.com/wp-content/uploads/2010/07/labradoresllll.jpg