Quien se ha cruzado, dando un paseo, con un animal cuya cruz supera los ochenta centímetros y de un peso por encima de los ochenta y cinco kilos, no lo olvida fácilmente. El dogo alemán es un perro cuyo tamaño elegancia y belleza hacen que reciba el apodo de Apolo de los perros. Sí: Apolo es el dios de la belleza de la Grecia clásica.
Nos vamos a encontrar dogos de color leonado, atigrados, arlequines, negros, azul acerado… La variedad de colores es inmensa. El pelaje, corto y duro, brilla y resulta precioso si se lo cepillamos diariamente.
Gigante, bello y de muy buen carácter
Siendo como es una raza gigante, no se muestra, ni con mucho, torpe al caminar, pisando siempre seguro y con un balanceo en los hombros que a veces recuerda al paso de un caballo. La forma general del cuerpo de los machos nos hará pensar en un cuadrado, de la misma longitud que altura. En el caso de las hembras, se permite una mínima desproporción.
Si buceamos en la historia de la raza, oficialmente, nos encontramos con que el bullenbeisser y otras razas usadas para cazar el jabalí se hallan en algún punto de su árbol genealógico, aunque se han documentado animales de aspecto muy similar en monedas de la antigua Grecia. Este can no siempre ha sido el gigantón amable que se conoce hoy en día: En tiempos fue un cazador implacable y un perro de combate que acompañaba a su amo a la batalla y luchaba a su lado como un soldado más.
Afortunadamente, los programas de cría y selección genética, han hecho de esta belleza un perro que, sin renunciar a ser un fantástico guardián, supone también un maravilloso compañero, alegre a la vez que equilibrado. De hecho es el ejemplo del cariño y –afortunadamente- del cuidado, sobre todo si trata con niños.
Por cierto, sí: Scooby Doo es un gran danés.
La foto esta equivocada, hay que corregir, el que sale ahí es un San Bernardo !!