Hace algún tiempo, estaba leyendo el libro del encantador de perros de Cesar Millán y había un capitulo en el cuál hablaba de que, ojala las personas pudiésemos ser como los perros en muchos sentidos, pero en uno en especial…
Perros de pelea
En el caso de los perros de pelea, cuando un perro es obligado a pelear con otro sin ningún motivo aparente, no aparece en muchos rabia o enfado, sólo el instinto de defenderse de otro perro. En este momento, ninguno de los dos perros esta enfadado, sólo están asustados y temiendo por su vida y es lo que los hace luchar.
Cuando se saca a un perro de pelea de ese mundo y se intenta rehabilitar para que deje de ser un perro agresivo, Cesar Millán explicaba en su libro «el encantador de perros» que el perro no pasa por un periodo de depresión o de sentirse mal durante mucho tiempo – siempre que el perro sea correctamente rehabilitado-.
Lo que en realidad el perro piensa – según Cesar Millán– es «por fin me liberé, ahora ya puedo ser feliz».
Un perro, por mucho que haya sufrido, no pasa por su momento de depresión después de malos tratos, hambre o abandono, al contrario, una vez que siente que ya todo pasó, puede volver a tener una vida normal prácticamente sin secuelas.
Este capitulo del libro del encantador de perros me llamó especialmente la atención, ya que una vez más Cesar Millán nos demuestra cuando tenemos que aprender nosotros de los perros y de su forma de ver la vida.
El encantador de perros es un libro que realmente os recomiendo, porque realmente llegas a descubrir cosas de los perros que no te imaginas y en muchos casos, dentro de las experiencias que cuenta Cesar Millán en el encantador de perros, te das cuenta de que el perro no es el que tiene el problema, sino el humano.
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