Los perros son capaces de comunicarse con nosotros y lo hacen mediante vocalizaciones y gestos, del mismo modo que nosotros con otras personas.
Frecuentemente cometemos el error de no escuchar con atención a nuestro perro y, por consiguiente, no somos capaces de entender con exactitud lo que nos quiere comunicar.
Basta con dedicar un poco de atención a los sonidos que emite nuestro perro para darnos cuenta de que varían notablemente en el tono, la intensidad y el timbre. Esas variaciones expresan sus distintos matices emocionales, como alegría, enfado o miedo.
También las personas nos expresamos con distintos tonos de voz, gritamos cuando estamos enojados, tartamudeamos cuando estamos inseguros o nuestra voz es estridente si tenemos miedo. Incluso cuando escuchamos un idioma que no comprendemos somos capaces de reconocer por el tono de voz si la persona se dirige a un niño o a un adulto, si está contenta o triste. Es esta capacidad que tenemos para descifrar el sentido de las vocalizaciones la que utilizaremos para escuchar a nuestro cachorro.
Cada vez que nuestro perro ladra nos inquietamos, nos preguntamos qué le puede suceder. ¿Habrá visto a algún extraño? ¿Se encuentra enfermo? ¿Tiene hambre? Luego sabemos que el perro mediante el ladrido nos quiere comunicar alguna cosa. Si le prestamos un poco de atención enseguida aprenderemos a interpretar lo que realmente quiere o lo que le sucede. Los perros no ladran por obcecación, por torpeza o manía, son uno de sus sistemas para comunicarse con nosotros. Aprendamos a escuchar a nuestro perro.
Por suerte ya ha pasado la época en la que educar a un perro era someterlo a la voluntad de su amo. Por desgracia muchos adiestradores no lo saben y siguen promocionando una educación fundamentada en el castigo. Para ellos, si un perro no te obedece es porque no te impones, no sabes ocupar tu puesto de líder en la manada. Y si un perro es indisciplinado es por una de estas dos razones, o bien no has sabido dominarle con severidad, o bien eres una persona insegura y por consiguiente incapaz de dirigir tu manada.
Las nuevas escuelas de adiestramiento positivo nos están enseñando a escuchar a nuestro perro, porque los animales tienen muchas cosas que contarnos y los seres humanos y los perros podemos convivir armónicamente sin que una especie tenga que someter a la otra.
PIENSA COMO UN PERRO
Para una buena convivencia hemos de ser capaces de prever las dudas y conocer las preguntas que se formulará el cachorro ante los acontecimientos cotidianos. Tenemos que adelantarnos a los acontecimientos y reconocer las cosas que a nuestro perro le van a parecer confusas o le van a provocar miedo. El tubo de escape de una moto puede aterrorizar a nuestro cachorro el primer día que sale a la calle, basta con que imaginemos nuestro terror ante un ruido ensordecedor y repentino para entender su comportamiento.
Fuente: grupov.es