Las mascotas no son seres humanos que entienden con las palabras, los perros se entienden sin emplear palabras, tanto entre ellos como con sus dueños.
Cuida el empleo de la mímica, los gestos y la voz y adáptalos a una situación concreta. Por lo tanto es importante que hagas de la observación la mejor forma de aprender el lenguaje canino. No todo el mundo entiende el lenguaje de los perros. Esto es lo que hace que un perro pacífico pero impulsivo pueda asustar a alguien o perseguir a un niño.
El lenguaje canino depende de la raza, los Collie protegen todo, a la mayoría de los perros Retrivier les gusta llevar cosas, y algunos perros con un instinto de guardia muy acusado son capaces de defender el entorno de la mesa del restaurante en que está su dueño como si fuese su territorio. Para reforzar la relación no hay nada como animar y estimular a tu perro mediante ocupaciones como entrenamientos de obediencia y juegos. Es la mejor forma de conocerse y reforzar su relación. Emplea la voz cuando haga falta. A veces, en cuestión de segundos es necesario pasar de un tono serio y severo a otro muy amistoso o viceversa.
Tienes que hablarle a tu perro como si fueras otro perro, tu mascota no piensa ni actúa como persona. Te ve como si fueras una especie de perro más grande. Cuando tu perro hace algo que no debe hay que reñirle, sabe perfectamente lo que significa un tono de voz serio, que lo cojan del hocico o que lo ignoren. Sin embargo no es capaz de comprender algún castigo físico o que lo dejes sin comer. Si tu perro se comporta de una manera que no agresiva o que no entiendes lo mejor es pedir ayuda profesional.
